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Octubre 15, 2010
OCTUBRE 2010, No. 259

Mis sexenios (31)

José Guadalupe Robledo Guerrero.

El Primer año de la Presidencia de CSG...

Para el inicio de diciembre de 1988, Carlos Salinas de Gortari ya era Presidente de México, su victoria electoral irreconocible por el Frente Democrático Nacional le dio a Cuauhtémoc Cárdenas y a sus seguidores la posibilidad de publicitar que CSG se había agandallado la Presidencia de la República, pero nada más.

En su arribo a la primera magistratura del país, Salinas de Gortari llevaba en sus alforjas los cuatro grandes retos que le había planteado a la nación: el de la Soberanía, el de la Democracia, el de la Justicia Social y el del Crecimiento Económico; además había agregado otro reto más, el de lograr su legitimación como Presidente, al cual dedicó todo su esfuerzo y dedicación, pues la situación no estaba para menos.

Quince días antes de la toma de posesión de Salinas de Gortari, en Coahuila Eliseo Mendoza Berrueto rendía su Primer Informe de Gobierno, y lo hizo estrenando un nuevo Director de Prensa: Gerardo Hernández González, quien a principios de noviembre relevaba en su puesto a Humberto Gaona Silva, que dejó su chamba sin ninguna explicación oficial, pero se rumoró que el motivo del despido de Gaona habían sido las intrigas de “El poder tras el trono”, Roberto Orozco Melo.

El rumor tenía sustento. Roberto Orozco Melo había sido el Secretario General de Gobierno de Óscar Flores Tapia hasta su renuncia a la gubernatura, en tanto que Humberto Gaona era miembro del grupo gutierrista, quien durante la “persecución perruna” se había dedicado a denunciar a OFT sobre las corruptelas de su gobierno. Gaona decía que durante esa época redactaba siete notas diarias en contra de Flores Tapia, y que de ese trabajo había salido el mote de “La Rata del Desierto” que le endilgaron a Luis Horacio Salinas Aguilera. También Humberto Gómez Villarreal presumía de lo mismo. La caída de Humberto Gaona eran polvo de aquellos lodos.

Por esos días también, Eliseo Mendoza Berrueto había decidido la sustitución del Director de la Normal Superior, Raúl Hernández Carrillo, cuya destitución fue solicitada al gobernador por la Sección 38 que dirigía Osvaldo Campos, debido a que según los sindicalistas, Hernández Carrillo había participado del lado de Comité Coordinador, desestabilizando la vida institucional de la Sección 38, luego de la muerte de Eliseo Loera Salazar.

A mediados de diciembre entrevisté a Carlos Ortiz Tejada, quien se desempeñaba como Representante del gobierno de Coahuila en el Distrito Federal. Ortiz Tejada había colaborado con Federico Berrueto Ramón en la Subsecretaría de Educación Pública, y se confesaba como enemigo declarado de Luis Horacio Salinas Aguilera.

En la primera parte de la entrevista, los mejores conceptos y recuerdos de Ortiz Tejeda fueron para Federico Berrueto Ramón, a quien describió como “un apasionado de la unidad de los políticos coahuilenses”. Berrueto Ramón, como los enterados saben, dominó la escena política de Coahuila e influyó en sus decisiones durante décadas, él fue quien convocó a una reunión de unidad a Braulio Fernández y a Eulalio Gutiérrez, para que los tres hicieran un pacto de caballeros, que tenía como objetivo político ayudarse mutuamente para llegar a la gubernatura del Estado. Braulio y Eulalio lograron gobernar Coahuila, pero Federico Berrueto no lo consiguió por la enfermedad que lo postró para siempre en una silla de ruedas.

En la segunda parte, Carlos Ortiz Tejeda aborda el tema de sus filias y fobias: “Casiano Campos transformó mi vida y mis pensamientos”. “El General Madero cayó en las garras de pillastres como Saucedo Siller”. “Luis Horacio Salinas es un pillo más de los cientos que hay en Coahuila”. “Luis Horacio no roba a los más ricos, sino a los más pobres y débiles”. “El discurso desagraviando a Flores Tapia lo retrata tal cual es”.

Finalmente en la tercera parte de la entrevista, Carlos Ortiz Tejeda define los cabos sueltos: “Tengo una gran admiración y afecto por Porfirio Muñozledo e Ifigenia Martínez”. “Le entregué a López Portillo la lista de propiedades de Flores Tapia y de sus familiares y amigos”. “Me ha hecho bien en el ánimo de Mendoza Berrueto la campaña que ha hecho Luis Horacio Salinas en mi contra”.

Por otro lado, la representación de Coahuila en el Distrito Federal siempre me pareció una aviaduría, que además tenía bajo su tutela la llamada Casa de Coahuila en la calle de Xicoténcatl, que se habilitó para las francachelas y fiestas de todo tipo. Allí me tocó presenciar una de esas fiestas con todo tipo de invitados, entre ellos cantantes, actrices y bufones. Hace meses volví a acordarme de la Casa de Coahuila, cuando recibí un correo en donde una pandilla acusaba a la otra de utilizar la supuesta casa de los coahuilenses como un negocio particular. Las pugnas por las migajas.

Además de la simpatía por Salinas de Gortari que mi amigo Hugo Andrés Araujo me estimuló, mis espectativas sobre Salinas crecieron cuando nombró en su gabinete a algunos personajes de la izquierda que yo respetaba: Gustavo Gordillo, Carlos Rojas, Manuel Camacho Solís, el mismo Hugo Andrés Araujo, incluso un compañero de Batopilas, Gerardo Hernández “El Rojo”, llegó a ser diputado federal, por mencionar sólo a algunos.

Por otra parte, Salinas de Gortari creó su propio partido para que fortaleciera su imagen durante su sexenio: Sedesol, a través de la cual repartió dádivas para los pobres, y hasta la fecha. Frente a José López Portillo y a Miguel de la Madrid, la figura de Carlos Salinas se agigantó. CSG fue el primer Presidente en México de la época moderna que incluyó en su gabinete a gente ligada a movimientos y organizaciones de tendencia socialista, algunos de ellos fueron -en el movimiento estudiantil de 1968- líderes del Consejo Nacional de Huelga, como Hugo Andrés Araujo.

En su primer mes como Presidente, Salinas de Gortari hizo cambios en la CNC con miras a preparar el terreno para que su compadre y amigo, Hugo Andrés Araujo, se hiciera cargo de la central campesina. Removió a Héctor Hugo Olivares Ventura de la Secretaría General y lo envió al CEN del PRI, y nombró a Araujo como Secretario de Coordinación de Uniones.

Por esos días también destituyó a Sergio Romero Roaro de la Dirección de Altos Hornos de México (AHMSA) con el pretexto de su jubilación, y aunque se le acusaba de corrupción, se le dejó irse a su casa sin pagar por sus ilícitos. Ese fue su precio por haber apoyado a Alfredo del Mazo, pero en última instancia la destitución de Romero Roaro era una medida necesaria para iniciar la privatización de AHMSA.

Para entonces, a un año de gobierno mendocista, un personaje del gabinete estatal había destacado por su poder e influencia con Mendoza Berrueto: el tesorero Jesús García López, conocido en el mundillo político como “El tesorito de EMB”, por ser el favorito del gobernador. Eliseo Mendoza, como todos sus iguales, son proclives a rodearse de jóvenes dispuestos a todo por arribar al poder o a una chamba. Los famosos “Aguiluchos” fueron sólo un ejemplo de estas preferencias.

Otro de los nombramientos presidenciales recayó en Luis Donaldo Colosio, quien se hizo cargo de la Presidencia del CEN del PRI. Desde allí, Luis Donaldo anunció que se dedicaría en cuerpo y alma a modernizar a su partido, fortaleciendo los sectores, la ideología y la disciplina; según él reagruparía las fuerzas priistas para movilizarlas en apoyo a los cambios que promovería el Presidente Salinas. Se oía bien, sólo faltaba la congruencia.

En enero de 1989, a escasos dos meses de iniciar su sexenio, Salinas de Gortari realizó su primera acción política de altos vuelos: el encarcelamiento de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, el poderosísimo líder moral del Sindicato Petrolero, a quien para llenar el expediente de su detención acusaron de varios delitos: Acopio de armas reglamentarias, homicidio de un Agente del Ministerio Público Federal, evasión de impuestos y enriquecimiento ilícito.

Esta acción fue calificada como revanchista, pues los verdaderos delitos de “La Quina” habían sido políticos: se había manifestado desde un principio en contra de la candidatura presidencial de Salinas de Gortari, y a pesar de que Salinas quiso en varias ocasiones ganarse su simpatía, Hernández Galicia respondió con prepotencia, soberbia y altanería. “La Quina” no pensó que Salinas se le enfrentaría, sobrevaloró su poderío y minimizó a su adversario. La decisión de enfrentar a “La Quina” era parte del proceso de legitimación que Salinas tenía que lograr para su gobierno, de lo contrario hubiera sido un Presidente de ornato, vapuleado por todos, y Salinas no tenía perfil para eso.

Meses después, en uno de mis viajes a la Hasteca Potosina, conocí a una familia de la cual uno de sus miembros había sido dirigente petrolero en la Sección 1 de ciudad Madero en los tiempos de “La Quina”. Allí supe la otra parte de la verdad. “El Benefactor” como le llamaban a Joaquín Hernández Galicia era un cacique querido por la población. Según ellos cuando “La Quina” era el todopoderoso, Tampico y ciudad Madero eran prósperos, había suficiente trabajo y artículos de primera necesidad baratos, “La Quina” los fabricaba en empresas sindicales. Se sentían protegidos por su liderazgo.

Cuando se dio la detención de “El Benefactor”, el resto de los dirigentes sindicales fueron amenazados, incluso de muerte, si salían a protestar por el encarcelamiento de su líder. Tampico y ciudad Madero fueron cercados, y los lugareños presumían que allí nunca se pararía Carlos Salinas de Gortari. Al menos nunca supe que lo hiciera.

El rencor presidencial era evidente. Con “La Quina” no hubo consideraciones ni perdón. Joaquín Hernández Galicia había apoyado incondicionalmente la ruptura que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano había hecho al interior del PRI, luego respaldó -política y económicamente- su candidatura presidencial, y se creía que si Salinas no hacía nada contundente, pronto el Sindicato Petrolero estaría militando en la organización cardenista. Ese lujo no se lo podía permitir el Presidente de la República, porque el sindicato petrolero es vital para la seguridad nacional y para los negocios que se hacen con el petróleo de los mexicanos. El encarcelamiento de “La Quina” era la acción contundente de la Presidencia de CSG.

A “La Quina” se debe la aparición pública de la información sobre el homicidio que había cometido en su niñez uno de los Salinas de Gortari. Nunca supe finalmente quién habían matado a la sirvienta en un simulacro de fusilamiento cuando jugaban ¿Raúl o Carlos? Pero todo México conoció ese suceso que había permanecido oculto por muchos años. Salinas de Gortari nunca le perdonó a Hernández Galicia que hubiera recordado ese funesto suceso familiar.


El 15 de enero, Eliseo Mendoza Berrueto nombró a Jaime Martínez Veloz como Director del programa “Vivamos Mejor”. Sin tomar en cuenta que el Presidente Salinas había nombrado en su gabinete a conocidos izquierdistas y socialistas, los ricos de Coahuila pusieron el grito en el cielo, en la tierra y en todo lugar, debido a que EMB había invitado a su gobierno a un “comunista”. Uno de los voceros de los empresarios, Jorge Rosales Talamás señaló por esos días: “Es probable que en la próxima sesión de las cámaras de comerciantes e industriales se discuta la posibilidad de exigirle al gobernador que rectifique el nombramiento que le dio a Jaime Martínez Veloz”.

Por esos días en Monclova sucedió algo semejante. A solicitud de la Secretaría de Promoción y Gestoría del CEN del PRI, y con anuencia del PRI estatal, Virgilio Maltos y Leticia Ramírez organizaron una reunión partidista. Aquello fue una cena de negros.

Los grupos priistas tradicionales se le fueron al cuello a los organizadores, escudándose en su pureza priista y en su sufrida militancia.

Allí en medio de la gritería se calificó de arribistas a los salinistas Virgilio Maltos y Leticia Ramírez. Los priistas monclovenses no soportaban que ambos “comunistas” estuvieran presidiendo una reunión priista “Aunque la hayan ordenado del CEN”. En aquella reunión sólo dos priistas manifestaron cordura y trataron de evitar el desorden: Enrique Neaves Muñiz y Lucila Ruiz Múzquiz, que para estas fechas ya era mendocista de hueso colorado.

Aquí haré una intrascendente digresión. Poco antes de que esta cena de negros sucediera, me invitó a desayunar Martha Cárdenas, a quien me había presentado Armando de la Peña Rodríguez. No sabía en qué trabajaba Martha, pero estaba informado que ella era considerada como de la familia de Mendoza Berrueto, al parecer le había cuidado a sus hijos, y tanto Malú la esposa de Eliseo, como el mismo gobernador, le tenían gran afecto. En ese entonces Martha era funcionaria estatal no sé dónde.

Mientras esperabamos que nos sirvieran nuestro desayuno en el restaurante del Camino Real, Martha me soltó a boca de jarro su pregunta toral: ¿Qué sabes de Lucila Ruiz Múzquiz? -Nada, le respondí, sólo sé que fue diputada local propuesta por algún líder del sindicato magisterial. En el mundillo político y periodístico la conocen como “La diputada costurita”, ¿Por qué te interesa saber de ella?, le reviré. -Porque recientemente en un acto en Parras me di cuenta que anda tras el gobernador. Ya sabes: coqueteos, cercanía, sonrisas, y todas esas cosas, contestó.

Desayunamos, platicamos de cosas sin importancia, pero al despedirnos me encomendó: -Te encargo a Lucila, dime lo que vayas sabiendo, pues no voy a permitir que seduzca a mi gobernador. Malú no se lo merece. Nunca más volví a ver a Martha. Lo cierto es que falló en su propósito. Eliseo se le fue de las manos, no pudo evitar la seduccción. Posteriormente, Lucila comenzaría a ser parte de los comentarios periodísticos, se había colado al CDE del PRI como Secretaría de Promoción y Gestoría.

También en enero de 1989 concluyó el conflicto que se había iniciado con el asesinato del dirigente de la Sección 38, Eliseo Loera Salazar. El 24 de enero, en el Décimo Tercer Congreso Ordinario de la Sección 38, resultó electo por unanimidad como Secretario General, Lázaro Vázquez Ramos, aquel que había elegido Eliseo Loera para que lo sucediera en la dirigencia sindical de la Sección 38 del SNTE. El dirigente interino, Osvaldo Campos, se quedó al frente del Fondo de la Vivienda, y Ascensio Loera Salazar repitió en la Dirección de Pensiones. El fantasma de los Reivindicadores había quedado atrás al rendirle homenaje post mortem al que según los dirigentes sindicales les había legado su sabiduría política: Eliseo Loera Salazar.

Yo seguía manteniendo una estrecha relación amistosa con Flores Tapia, quien no concordaba con el neoliberalismo de Salinas. Se quejaba de que Salinas y su grupo, muchos de ellos antipriistas, le habían dado un golpe de estado al PRI. A Eliseo lo minimizaba como gobernador.

Para finales de febrero, a 90 días de haber tomado posesión de la Presidencia, Salinas de Gortari ya tenía una larga historia política: había quitado gobernadores, había encarcelado a magistrados, a líderes sindicales y a prominentes millonarios especuladores de la Bolsa, y se preparaba para actuar en La Laguna con el Plan Nueva Laguna. Como una primera acción presidencial para abordar la problemática de la Región Lagunera, Salinas ordenó la aprehensión del ex director del Banrural, Manuel Grosso Montemayor y sus socios, por todas las raterías que habían realizado en la dependencia federal, según denuncias campesinas.

En una entrevista periodística que le hice al Alcalde de San Pedro, Javier Guerrero García, ponía énfasis en la situación de La Laguna: “El conflicto de La Laguna se debe al rezago social y económico de la Región”. “Lo ideal sería industrializar San Pedro a partir de la materia prima que produce”. “Existe corrupción en algunos empleados del Banrural”.

Con Salinas de Gortari el campo, la producción agraria y los agricultores jodidos, lograron la atención. Todos hablaban de modernizar el campo. Incluso el gobierno de Mendoza Berrueto hizo lo propio. Por ejemplo, la directora del DIF estatal y esposa del gobernador, Malú Altamira, inició el Programa de Huertos Hortícolas Comunales, cuyo objetivo era elevar el nivel alimenticio de las personas de escasos recursos económicos.

Para entonces Rogelio Montemayor Seguy era diputado federal, y su nombre era mencionado como puntero para la gubernatura que se decidiría cuatro años después, pues el sexenio mendocista apenas transitaba por su segundo año, incluso se aseguraba que la carta local: Enrique Martínez sólo tenía posibilidades si Montemayor decidía no jugar por la gubernatura.

Para desviar la atención de estos comentarios, al sedicente Rector de la UAC, Remigio Valdez Gamez, se le ocurrió “destapar” a cuatro precandidatos para sustituirlo cuando terminara su periodo de tres años. Pero los enterados sabían que Remigio seguiría en la UAC, que se reeligiría en un segundo periodo, porque Eliseo no quería que la Universidad se le agitara en momentos poco convenientes para su gobierno. Sin embargo, Remigio se cuidó de no candidatear a Salvador Hernández Vélez que se desempeñaba como Coordinador de la Unidad Torreón, y que se había dedicado a liberar a la UAC torreonense del porrismo lagunero.

Para estas fechas, el director de Prensa del gobierno del estado, Gerardo Hernández González, ya se encontraba en pugna con un sector del periodismo saltillense, quienes a partir del segundo año del gobierno mendocista, dejaron de asistir al evento oficial de la Libertad de Prensa y realizaron sus propios actos independientes al gobierno estatal. El primer desayuno que se hizo en forma independiente al gobierno mendocista, fue el 7 de junio de 1989. En el lugar del convivio se puso una gran manta con la foto del Presidente Salinas y una frase que decía: “La libertad de expresión no se mendiga, se ejerce”.

Mientras tanto El Periódico... seguía con su línea de difundir los planes presidenciales e informar de las acciones salinistas de mayor importancia. Por ese trabajo periodístico hubo quienes nos calificaron de salinistas, pero eso no importaba, Salinas representaba -para el que lo quisieran ver- una alternativa distinta a la de los “políticos” aldeanos que padece Coahuila: caciquiles, ignorantes, regionalistas, simuladores, abyectos, corruptos e intrigosos.


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